Enclavado en el corazón del Valle del Cauca, Colombia, el Cañón del Río Anchicayá se despliega como un oasis de exuberante belleza, un paraíso natural que alberga una exuberante biodiversidad de flora y fauna. Sus imponentes paredes rocosas, sus aguas cristalinas y sus exuberantes bosques tropicales lo convierten en un destino único para los amantes de la naturaleza y el ecoturismo.
El Cañón del Río Anchicayá es hogar de una gran variedad de especies, incluyendo jaguares, pumas, monos, aves coloridas y una gran cantidad de insectos. Entre las plantas que habitan en la zona se encuentran imponentes árboles de ceibo, helechos, orquídeas y bromelias. Este ecosistema vibrante y diverso es un testimonio de la riqueza natural del departamento del Valle del Cauca en Colombia.
La construcción de la central en 1955 trajo consigo el primer conflicto: la inundación de una parte significativa del cañón, alterando el ecosistema y afectando a las comunidades locales. Pero la tragedia más grande llegó en 2001, cuando la acumulación de sedimentos putrefactos en el embalse obligó a la apertura de las compuertas, provocando una avalancha de lodo que devastó el río Anchicayá aguas abajo.
Este evento no solo destruyó la flora y fauna acuática, sino que también afectó gravemente los cultivos, eliminó la principal ruta de navegación de la comunidad y causó afectaciones irreparables a las actividades económicas de las comunidades que habitan la zona del desastre.
Después del fatídico suceso, la Corporación Autónoma del Valle (CVC), autoridad ambiental en el departamento, se declaró impedida para investigar esta tragedia, alegando ser accionista de esta hidroeléctrica. Sin embargo, las comunidades siguieron una lucha todos estos años por la vía jurídica. El mes de febrero del presente año 2024, la Corte Constitucional dejó en firme una condena contra varias entidades públicas por el daño ocasionado a las comunidades aledañas al Río Anchicayá en el año 2001.
Dicha condena incluye a la Empresa de Energía del Pacífico, a la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca y al Ministerio de Ambiente a razón del daño causado por el vertimiento de sedimentos al río durante las labores de mantenimiento realizadas a la hidroeléctrica del bajo Anchicayá.
Después del fallo de la Corte Constitucional, las comunidades que habitan el río Anchicayá siguen en la lucha permanente porque la empresa hidroeléctrica Epsa los repare por los daños, y buscan mecanismos de protección para que no se sigan produciendo afectaciones al río Anchicayá y todo su entorno natural.